Problemas comunes del turbo del coche

La mayor parte de los vehículos tienen motores sobrealimentados con uno y hasta con dos turbocompresores, lo que depende del tipo de coche y del fabricante. Desde hace años es uno de los componentes presentes en la anatomía de gran parte de los coches que se fabrican en la actualidad, y es algo que seguirá evolucionando por la necesidad de la industria automotriz de disminuir las cilindradas de los motores para poder disminuir el consumo de combustible y las emisiones de gases contaminantes.
¿Cómo identificar las fallas del turbo?
Algunas de las principales averías de este elemento son:
Desgaste del eje: los rodamientos comunes no soportan las revoluciones y las temperaturas que alcanza el turbo; por ello, es que deben utilizarse unos casquillos especiales para que el eje del turbocompresor pueda girar sobre él. Estos casquillos tienen unos canales por donde el aceite circula a presión, para que el eje de la turbina pueda girar flotando en el lubricante.
Si el eje presenta desgaste, se pierde la hermeticidad y se crean fugas que se cuelan hasta la admisión; por lo que, cuando esto sucede, el consumo de aceite se eleva demasiado y el escape emite humo azul denso al acelerar. Ese eje puede ser algo caro según el modelo que sea y si la avería le cuesta el turbo completo, sería para llorar.
Fallas de la válvula de descarga: esta pieza se encarga de controlar la presión con la que el turbo funciona. Se activa por medio de un pulmón neumático, que si se llegase a perforar, no abriría la válvula y eso ocasionaría picos de presión de soplado que, al ser detectado por la centralita, se ejecuta el modo de emergencia para reducir la acción del propulsor.
Agarrotamiento de la geometría variable: en los turbos de geometría variable podría llegar a agarrotarse el mecanismo encargado de cambiar la dirección de las aletas, generando problemas en la regulación de la presión de soplado. Cuando surge esta falla notará la pérdida de potencia y se encenderá el icono del check engine; es probable que se deba al encasquillamiento del mecanismo o que la temperatura haya dañado al motor eléctrico.
Fugas de presión: los cambios de presión constantes llegan a generar grietas en los manguitos del turbo o aflojan sus abrazaderas. Esas erosiones suelen pasar inadvertidas con facilidad, ya que solo pueden verse mientras el circuito está en funcionamiento, por lo que generalmente son descubiertas en el taller durante alguna revisión o cuando la falla es muy evidente.
Las averías del turbo pueden ser resueltas con tiempo antes de que impliquen un gasto mayor, por eso es preferible atenderlas en el momento para evitar contratiempos más caros. Las piezas de segunda mano podrían ser una buena opción, si se adquieren en un lugar de prestigio. Un buen lugar para buscar son las centrales de desguaces, dado que tienen una gran variedad de compañías verificadas asociadas, por lo que fácilmente consigue desde un despiece de bmw hasta uno de Jaguar o uno de Lancia.